Campana de Largada - Turf Argentino

Luego de una brillante y extensa carrera, con más de 9600 victorias en el lomo, entre ellas cuatro Carlos Pellegrini, continúa ligado a la actividad en el rol de entrenador. Padre de familia, abuelo orgulloso, un tipo simple que está en la mesa de los grandes jockeys. Él es Pablo Gustavo Falero.

La real dimensión de lo que significó Pablo Falero como figura del turf sudamericano tal vez se pueda resumir en lo que se vivió en 2019 durante la presentación del último Carlos Pellegrini en la que participó el uruguayo.

En la ovación y el cariño que le brindó la multitud que estaba presente, en el respeto, la admiración y el reconocimiento de sus colegas, con los que supo tener tantas batallas en las canchas. El largo abrazo hasta las lágrimas que se dio nada más y nada menos con Jorge Ricardo es una postal que será difícil de olvidar para los amantes del turf.

Son muy pocos los deportistas que al momento de poner fin a su carrera pueden movilizar de esta manera tantas sensaciones de todo el entorno del deporte. Es algo al que están destinados sólo los grandes ídolos, los elegidos.

Nacido el 12 de diciembre de 1966 en la ciudad uruguaya de Conchillas, se crió en el campo, donde desde muy pequeño anduvo a caballo. Pasaba gran parte del día con ellos y aprendió todos los oficios rurales y tener un vínculo especial con los caballos.
Cuéntenos sobre sus comienzos en Colonia, Uruguay…

Yo comencé en el Hipódromo Real de San Carlos en diciembre de 1981 corriendo como aprendiz. Tenía 14 años y nada de experiencia sobre las carreras de caballos. Ahí corrí cinco años (ganó las estadísticas 1985-1986), al tercer año comencé a poder ir a correr a Maroñas e ir a Piedras. En 1985 ya me radiqué en Maroñas donde gané el Ramirez en 1987 y las cinco estadísticas desde 1987 a 1991.

¿Cómo surge la chance de venir a competir a Buenos Aires?
La posibilidad de radicarme en Buenos Aires surge de la mano de Stud Tori que en Junio de 1991 me hizo una propuesta muy buena. En Octubre ya estaba instalado.

¿Fue difícil la adaptación?
La adaptación fue muy difícil. Me costó un mes y medio ganar mi primera carrera, pero después las cosas se fueron acomodando, con mucho trabajo de mi parte, porque tuve que adaptar mi manera de correr.

¿Tuvo algún referente en la primera parte de su campaña?
La verdad siempre tuve la suerte de correr con jockeys de primer nivel. Por eso creo que tuve la posibilidad de ir aprendiendo mucho. Hubo muchos referentes en Colonia, Maroñas y Buenos Aires, te podría nombrar muchísimos colegas.

¿Cuál fue en su opinión la principal cualidad de Pablo Falero como jockey?
Creo que mi principal cualidad fue el amor y entendimiento por el sangre pura de carrera, tratar de superarme día a día y mucho amo por el trabajo! Siempre tuvo que ir mejorando para ganarle a los mejores.

Para alguien que ha ganado tantas carreras y las más importantes, ¿qué representa el Gran Premio Carlos Pellegrini?
El Pellegrini que tuve la suerte de ganar en cuatro ocasiones, es para cualquier jockey lo que para un jugador de futbol sería ganar la copa del mundo.

De todas las victorias que ha logrado, ¿hay alguna que la sienta más importante o emotiva?
Muchas fueron emotivas, pero una que me marcó a fuego fue el Gran Premio Acebal del año 1998, con la yegua Delivery, por la manera en que se definió la carrera y por lo que significaba para mí. Esa tarde volvía luego de ochos meses (fractura en las vértebras cervicales) que me llevó recuperarme de una de una lesión muy seria. Me sometieron a una operación de nueve horas y fue un momento muy duro.

¿Algún caballo que recuerde o que lo haya marcado en todos estos años?
Son muchos los caballos que me marcaron. El inicio con Jorgito en el Hipódromo Real de San Carlos, mi primera victoria con la yegua Única, con Chapulín logré mi primer Ramirez. Con los que tuve la suerte de ganar el Pellegrini que son Potri Pe, Guarachero, Storm Mayor y principalmente Potrillón uno de los grandes caballos que marcó, ya que con él logré mi primer Latinoamericano. Y claramente la más destacada es Delivery por lo que te contaba antes de ganar luego de una lesión tan complicada.

¿Cómo fue su relación con nuestro querido Teacher Martinez? ¿Sabe por qué lo apodó Aladino?
La relación que tenía con el Teacher era muy buena. El decía que vió en Falero una magia especial, por eso el nombre de Aladino.

¿Cómo lleva este nuevo rol de entrenador?
Es muy diferente pero siempre fue una materia pendiente para mí. A pesar de haber iniciado en una pandemia dura como las que no tocó pasar, con la cantidad de caballos que tengo, creo que me está yendo bastante bien.

Se ha escrito muchísimo sobre su persona, pero ¿cómo define usted a Pablo Falero?
Pablo Falero es alguien que dejó una huella muy grande en la conducción de un sangre pura de carrera. Un ser humano que arrancó desde chico en un lugar muy humilde y que tuvo la suerte de que el caballo lo llevó a lo más alto. En la historia del turf llegaron a compararme con Leguisamo y eso para mi es un orgullo muy grande.