Campana de Largada - Turf Argentino

ATRAPADO POR UNA CABALA GANADORA

Hacía minutos se había retirado Carlos Daniel Etchechoury tras ser premiado por la victoria de su pupila Doña Letra en la carrera más importante de la jornada. Los ejemplares de la siguiente prueba hípica, los de la décima, prácticamente ya estaban a punto de entrar a partidores. Fue en ese preciso momento que me encontré con un amigo. Ricardo Cigna, propietario del stud El Facón, acompañado por su amigo Charly Díaz y los profesionales Alfredo Gaitán Dassié y su hijo Nicolás.

Tuvimos una charla breve, porque uno a uno, fueron entrando a los partidores. Se sabe en nuestro deporte favorito, y en especial, estando al lado de un propietario, que cuando entra el primero en un lote de diez competidores hay que hacer silencio, se debe hacer silencio, en un momento tan sublime.

Y soltaron y el primer comentario fue de Alfredo, “qué bueno que Falero salió adelante”. El primero mío, por lo bajo, fue “lo mejor sería que no corriese”.
Y a medida que el lote desembocaba la curva, otras voces se escucharon “venimos bien, tenemos los palos”, mientras “Chupino” viajaba dibujando un desarrollo perfecto. Estamos todos haciendo fuerza, le comenté, conformando una frase corta para no molestar el último trazado del codo. Siempre con Falero adelante.

Ricardo se abrazó con Gaitán, estaba viviendo a mil su condición de criador- propietario, que si bien en el diccionario no encontramos esa figura, sabemos que fue una raza en estado de extinción total, que vivió en nuestra argentina, entre 1920 y 1982.

Y pisaron la recta, y Noriega, teniendo, igualó y sacó pequeña ventaja, prácticamente por arriba de los palos, Ricardo trató de escapar del salón y saltar a la cancha, pero no lo dejamos, Gaitán casi le rogó “quédate acá”, yo le dije “todos estamos haciendo fuerza…¿y te vas?. Alfredo gritó “Falero siempre le guarda”, pensé para mí, “chocolate por la noticia”. En los 200 Noriega había sacado un cuerpo limpito y Ricardo tomó el picaporte, pero le cortamos el camino otra vez. Y faltaban 100 y “Aladino” comenzaba a “frotar la lámpara”, y a ¾ de cuerpo, y a pescuezo y a la cabeza y cruzaron...

Por tercera vez Ricardo trató de salir del encierro, donde lo teníamos raptado, entonces casi con voz de enojado lo paralicé: “ahora nos abandonás, después de hacer fuerza toda la carrera”. Le toqué el corazón y volvió sobre sus pasos, entre las carcajadas de todos los presentes y se abrazó a Charly que le mostraba, orgulloso, la trifecta directa de dos pesos “uno-tres-once, y luego con Alfredo, y conmigo.

Era tal la alegría de ese hombre que cualquiera que pasara por el lugar sin saber qué sucedía, hubiese creído que nuestro querido amigo se había ganado el Loto o había recibido una herencia, lo menos.

Pero no, había ganado el primer caballo que crió y que se lo había guardado, como corresponde, dándole su segunda gran alegría, en tan solo cinco salidas.

Y entonces sí, se fue a esperar a su caballo, lo quería tocar, le quería agradecer ese tremendo bombeo de un corazón loco, que no paraba de latir a todo vapor. Y llegaron para la foto Adriana, su esposa, acompañada de su mamá, Dominique y de su hermana María Laura.

El teléfono sonaba y sonaba, Ricardo Cigna estaba viviendo un momento maravilloso, que sólo lo puede sentir un criador-propietario y que justamente tenía a su lado a Juan Wentzel, del Haras Chimpay, que al igual que él, lo llevan en la sangre, son de los nuestros.

Ricardo Cigna cría en el Haras La Numancia del Dr. Fernando Gutiérrez. Y vale dedicar unas líneas al profesional que hoy por hoy es el criador de los afectos, del mimo, de los sentimientos, para el mundo hípico nacional. Porque se ha llevado para su casa nada menos que a dos grandes de nuestro turf, como lo fueron El Garufa y Life Of Victory. Si se van a divertir en la media y en la larga distancia, los que confíen en esos dos tremendos ejemplares.

La crónica dirá que Sir Winner, un hijo de Hidden Prize, ganó la décima carrera del miércoles 8 en el Hipódromo de San Isidro. Que impuso condiciones por la cabeza, que sus profesionales fueron Alfredo Gaitán Dassié y Juan Carlos Noriega y que el armonioso y poderoso alazán de 550 kilos, marcó uno de los mejores tiempo del día, por no decir el mejor, 1´34”09 para los 1600 metros.

Presencié ese hermoso momento y necesitaba contárselos…